martes, 19 de junio de 2012

La marcha y la danza.

Gracias a Bruno Rojo y Federico Aguirre por el diseño. Taller destinado para jóvenes entre 14 y 20 años. Actividad en el marco del I Festival de Poesía Contemporánea. Jujuy. 2012.


Si tenés entre 14 y 20 años, y querés escribir poesía o corregir tus escritos. Te invitamos a participar de este taller.

Entre los objetivos figuran: escritura de poemas, corrección de escritos a la luz de la propuesta del taller, lectura de poemas y análisis. Debate en torno al verso libre. 

Los destinatarios son jóvenes entre 14 y 20 años que tengan ganas de iniciarse en la práctica escrituraria o bien que ya se encuentren escribiendo.

Costo: $ 60 (sesenta pesos). Se entregarán certificados a los participantes.

Cupo: 30 personas.

Lugar: Centro Cultural “Héctor Tizón” - San Salvador de Jujuy.

Fecha: Sábado 07 de julio de 2012.

Horarios: El taller se desarrollará desde las 9 Hs. hasta las 13 Hs.  

Inscripciones: Vía mail a summergible@gmail.com o comunicándose a los números 155034278 ó 155186821.

Materiales: A cada participante se le hará entrega de un carpetín del Festival con material que incluye un dossier de poemas. Asimismo, a cada inscripto se le hará entrega de un Certificado de asistencia a “La marcha y la danza: taller de poesía contemporánea” en el marco del I Festival de Poesía Contemporánea. Jujuy. 2012.

Cada participante deberá llevar un diccionario de sinónimo y antónimos.


domingo, 10 de junio de 2012

El precio de la fama.


Conocí al uruguayo Leo Masliah hace algunos años atrás el marco de la Feria del libro de Jujuy.  Aquí comparto "El precio de la fama", el concierto de Alex Estragón.

"Te pido que apeles a esa sensibilidad para darte cuenta de que en este momento quisiéramos un poco de silencio" 

viernes, 1 de junio de 2012

Cuerpo en el cuerpo: la poética de Gigliola Zecchin

Fragmento de ponencia leída en el Simposio sobre Erotismos, cuerpos e identidades. Salta. 2012.


La poética de Gigliola Zecchin se caracteriza por una marcada economía del lenguaje. Con pocas palabras, esta escritora logra crear imágenes cargadas de sensibilidad. Su poesía nos permite viajar a otro tiempo y encontrarnos con las personas que lo habitan. Raúl Dorra sostiene que en la poesía está el deseo de decir para que ese decir sea un acto de reunión con el otro[1]. En los poemas de Zecchin ese otro, del que nos habla Dorra, está en el pasado y decir el pasado, es hacerlo presente y volverlo poesía. La escritura de un poema es la manifestación de un deseo y es en el decir donde radica la posibilidad del reencuentro. La palabra permite el viaje a un tiempo ya vivido; es el retorno a esa otra lengua: “voces italianas” en palabras de Silvia Hopenhayn; “nel fiume che trema / parole piante[2]” en versos de Zecchin.
La organización de este simposio sobre erotismos, cuerpos e identidades nos brinda la oportunidad de presentar la poesía de Gigliola, escritora conocida más por sus libros para niños firmados con el seudónimo de Canela, que por su poesía para “adultos”. En esta oportunidad nos proponemos recorrer dos de obras poéticas: “arte povera” (2006) e “in movimiento” (2008) para ver cómo se nos presenta el cuerpo de los que se desean y ocultan; el cuerpo violentado por el hambre y el cuerpo de los niños en tiempos de guerra. Todos ellos contenidos en ese otro gran cuerpo que es el poema.

Cuerpo en el cuerpo del poema:
Jorge Boccanera al referirse a In movimiento sostiene que “la preponderancia de lo visual se apoya en imágenes intensas”. La poética de Zecchin sabría definirse de esta manera, puesto que en ella existe una supremacía de lo visual por sobre otra forma de percepción, no obstante, podríamos pensar que esa intensidad de la imagen es en realidad la intensidad de las palabras, son intensas las palabras que constituyen el cuerpo del poema.
Imagen y poesía: imponen una distinción en tanto puede que se trate de “la imagen del poema”, su arquitectura, su diagramación en la hoja, su cuerpo; o bien, “la imagen en el poema”, la que se construye: a lo que se refiere Boccanera, desde esta perspectiva, es la imagen en el poema. Al decirnos que son “intensas” manifiesta lo que Kayser llama “fuerza sugestiva emocional”.  
Asimismo, Estébanez Calderón, al referirse a la noción de imagen, nos dice que los poetas anteriores al siglo XX empleaban imágenes “tradicionales”, es decir imágenes de corte realista; por el contrario, la poesía más contemporánea plantea imágenes difusas. La poética de Gigliola propone justamente esas imágenes indefinidas. Existe en ellas una relativa visibilidad. El poema que transcribimos a continuación se titula amoris causa[3]

ella tiene un lunar en el cuello
pequeño como un grano de arroz

él escupe saliva en las botas de cuero

hay tragedias que los dos acarician
sábanas bordadas en secreto

afuera
sobre el dorso de una abeja
el deseo vegetal

colmenas
infinitas cubren

la breve ceremonia
de la vida

 La mirada se aleja a medida que el poema avanza. Como si fuera una cámara fotográfica  captura ese “lunar” que es tan “pequeño” como “un grano de arroz”. Pero a ese primerísimo plano le sigue un gran plano general, que en fotografía es el plano que permite mayor cobertura de la escena: así del lunar pasamos a las “colmenas infinitas”. La mirada avanza y captura varias imágenes borrosas que nos proponemos definir, traduciéndolas. “ella” y “él” comparten no sólo las “tragedias” sino también esas “sábanas”. Sus cuerpos son los que están bordados en el mismo poema; comparten el cuerpo que los contiene y que los distancia a la vez: situándolos en imágenes distintas, en versos separados.  
El cuerpo de “ella” se refracta y se conserva sus partes más sugerente: el lunar y el cuello. Desde el principio se instaura en el poema una atmósfera cargada de cierto erotismo. La mirada y el cuerpo se tensionan, el cuerpo se vuelve figura. El silencio potencia la atmósfera, así cada verso se transforma en un pequeño bocado que se le ofrece al lector. La presencia del cuerpo de ambos (el de “él” y el de “ella”) instauran un aquí “adentro”, que se distancia de allá, del “afuera”. Este “adentro” establece una relación con “secreto” y “cubren”, por lo podríamos interpretar que quienes están “afuera” no deben saber del “secreto” de lo que ocurre aquí, de lo que pasa en este espacio cubierto por “las colmenas”. Se plantea un cruce entre lo animal y lo humano que potencia la erótica del momento pero más como un acto desplazamiento, y ocultamiento, que como un acto de realización. Los cuerpos escondidos, ya separados, pero en la misma escena, son los elementos que se ofrece al lector para que este llene esos espacios en blanco.   
Circe Maia, en su poema “amanece”, nos dice que “la luz no se decide / a acentuar las aristas y relieves”. En el poema de Zecchin percibimos esa falta de luz que defina la imagen por lo que podríamos pensar que esas “colmenas infinitas” que  “cubren” la escena, también ocultan parte del sentido. Los versos más extensos están al principio del poema. Las palabras desaparecen a medida que se acerca el final. Se van ocultando a la vez que potencian la ausencia, luego la revelación de esa “breve ceremonia / de la vida”. Y nos preguntamos ¿Cuál es la breve ceremonia? ¿Por qué breve? Y allí, la lectura de la consumación del acto sexual, esa brevedad en la que nos vemos actuar muchas veces como "animales". Luego la gestación y el nacimiento. En los poemas de Zecchin, el acto de partir y parir establece un vínculo posible: del arte de naufragar[4]

cinco mujeres sentadas
unas con otras

barajas y la borra de café
la brujería

pasan los barcos en la madrugada

con la marea baja
a ras del hambre

ella pensó
partiré para siempre

cavar sabía
la arena es la misma en toda orilla

el parto fue breve

 “cinco mujeres sentadas” que leen el destino en las cartas y en “la borra de café”. El oficio de la alquimia. Inscriptas en el linaje de aquellas otras mujeres que fueron acusadas de “brujería” y que inventaron la medicina. En ese marco escenográfico donde “pasan los barcos en la madrugada”, la mirada se posa en “ella”, hace foco. Quienes parten lo hacen “con la marea baja” y “a ras del hambre”. Éste impulsa la partida. La palabra “orilla” es la palabra final del verso más extenso, y es que todo está al borde, a “ras”, a la “orilla” no solo del verso, sino también del hambre, de la partida, del mar.
“el parto fue breve” es el verso que también podría relacionarse con esa “breve ceremonia / de la vida” del poema anterior. En general, esa brevedad es la que intensifica la poesía y que caracteriza, a la vez que define, al género lírico. En esa instantaneidad, que es la lectura de un poema, suspendemos el propio ritmo respiratorio para asumir la voz de otro. Parir es traer al mundo. Salir. Partir del cuerpo de la madre. De una madre que sabe que parir y partir es “para siempre”, su única certeza es que en la otra orilla “la arena es la misma”, todo lo demás es azar, un destino que trata de adivinarse leyendo la “borra de café”. El cuerpo que se oculta o el cuerpo que nace: ambos en el cuerpo del poema. Imágenes, en la imagen misma del poema [...]  


[1] DORRA, Raúl. 2003. Con el afán de la página. Alción Editora. Pág. 71.
[2] en el río que suena / palabras lloradas.
[3] ZECCHIN, G. 2008. In movimiento. Buenos Aires: Paradiso. Pág. 55.
[4] Ibídem. Pág. 19.