jueves, 22 de marzo de 2012

día de limpieza

Hace unos días atrás estuve en casa de mis padres, la fui a visitar a mamá porque hacía mucho tiempo que no la veía (también a mi hermana que está de visita en su casa; mi hermana viene de Tierra del Fuego). Aquel día entré a mi antiguo dormitorio; abrí la parte de arriba de mi, también, antiguo placard y saqué de unas cajas el total de 7 cuadernos (diferentes tamaños, colores, tapas duras y blandas) los guardé en la mochila, los traje aquí, donde alquilo y vivo solo. Permanecieron en la mochila hasta hoy, que fue un día de limpieza. Después de limpiarlo todo, abrí la mochila, los saqué, me puse a leerlos y encontré desde mis listados de juguetes para los Reyes Magos y para Papá Noel hasta una lista con las travesuras que hacía... no puedo creer que cuando era chico escribía mis travesuras, están enunciadas como si fueran métodos... En una agenda de Unicef, que me regaló una tía, está el listado de quienes me gustaban… pero no sólo sus nombres, sino qué en particular me atraía; están también los sabores de helados que prefería; mis sueños más descabellados están narrados, algunos acompañados con dibujos.
Pienso en esa libertad que tenía de chico al momento de escribir, por ahí pienso que esa libertad es la que hoy me falta… al parecer recién me doy cuenta (caigo) de que hay muchas cosas de aquel niño que debería recuperarlas para que esta persona hoy pueda sostenerse. A modo de agradecimiento a esos cuadernos que tanto me devolvieron, va esta breve narración sobre ellos, sobre lo que ellos aún resguardan.

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