Hace unos días Cinthia Hamlin* tuvo la generosidad de
enviarme estos poemas que hoy felizmente comparto. ¿Nuestro cuerpo es una
ventana al mundo? ¿Qué miramos cuando nos acercamos a esas ventanas que somos
nosotros mismos? ¿El corazón como una
ventana donde escuchar y observar los latidos? Estas y otras interrogantes nos
acercan a la propuesta de Hamlin, una poética que permite decir la curiosidad y
construir con ella un oasis al que siempre es bueno volver, la infancia.
Latidos
I
Acomoda la
mejilla
en mi pecho
algunas
veces mi niña
todavía
necesita
resguardarse
contra mi piel
"te
escucho el corazón mami"
Le acaricio
el pelo
pienso qué
será de nosotras cuando
pienso en el
viento:
nunca se
sabe cuándo va a llegar
a llevarse
todo
pienso
también en los pájaros
que
emprenden vuelo
¿A dónde
van?
II
"Mirá,
mami
se me mueve
más el diente"
Le sonrío
ella vuelve
a apoyar la oreja
en mi
corazón
"Late
fuerte", dice
La acaricio
pienso en el
viaje a Machu Pichu
que nunca
hice
en cómo me
gustaría volver a bailar
en su papá y
yo
caminando de
la mano
la luna en
nuestros hombros
pienso en
realidad
en todas las
lunas que nos esperan
Que
esperen
Quedémonos
en nuestro
oasis secreto
un rato más
III
Se
reincorpora de golpe
ojos enormes
"¿Mami,
el corazón
alguna vez
descansa
o siempre
late?"
Ventanas
Desde mi ventana
del séptimo
siempre miraba la casa de enfrente
las columnas impolutas de la entrada
el jardín, atrás, lleno de flores
el tobogán
me imaginaba cómo sería mi vida
si pudiese correr y correr
por ese parque
Tantos años después
no sé cuánto crecí
o si crecí
desde mi ph en planta baja
sigo mirando por la ventana
siempre
ahora busco para arriba
entre los edificios
un hueco verde
un hueco azul
me estiro hacia la luz
deseo las copas de los árboles
el cielo
Sirena
Parecés una sirena
decía papá desde el borde
Tenía razón
yo quería ser Ariel
nadaba apretando las piernas
bien juntas
los dedos en puntitas
Me zambullía, brazada mariposa
buceaba bien abajo
buscaba tesoros
una moneda
un juguetito
Me gustaba pasar la palma
por los haces de luz
que llegaban al fondo
tratar de agarrarlos
y aguantar el aire infinitos
segundos
hasta que los tonos verdeazul
se transformaban en mareas
hasta no poder más
y expulsarme
mi cola escamosa de sirena
un resorte
Y después
la bocanada de aire
las gotas sobre las pestañas
las pupilas dilatándose
los árboles más verdes que nunca
la sonrisa de papá
El mundo
después del agua
© Juan Páez. Las ventanas. (Córdoba, 2016) |
* Cinthia M. Hamlin nació en Buenos Aires en 1983. Es
investigadora asistente en Conicet, docente de Letras en UBA y UNLP, madre y
malabarista. Se formó en el taller de poesía de Osvaldo Bossi entre 2016-2018.
Publicó poemas en las antologías El rayo
verde 2016 y el Rayo verde 2017. Allí nunca es preludio de tormenta será
su primer poemario, todavía inédito.
Siempre tan hermosa. "Le acaricio el pelo
ResponderEliminarpienso qué será de nosotras cuando
pienso en el viento:
nunca se sabe cuándo va a llegar
a llevarse todo"
Graciasss!!
EliminarUnos poemas muy lindos, la verdad! Gracias por las visitas!
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