Vos lo único que tenés que hacer es entrar y sentarte donde siempre te sentaste. Sabía que no debía prenderse en esta. Cuando quiso levantarse para no regresar, se le nubló la vista y cayó al piso. El golpe fue certero y crudo. Estaban también en el piso las tazas, las cucharillas, la tetera y algunas medialunas.
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