sábado, 25 de agosto de 2012

Pachamama: abundancias y despojos.


Jujuy. 2011
Ella, ellas.

“ella da los años güenos y ella castiga con los años malos” 
Lorenza de Moreno.   

Su existencia data de muchos siglos antes del descubrimiento de América y aún sobrevive en algunas zonas del noroeste argentino, Bolivia y Perú. Cuando los españoles pisaron suelo americano, la leyenda de la Pachamama ya constituía parte del folklore incaico por eso, según lo señalan algunos estudios, su origen debe rastrearse en las comunidades agrícolas del occidente sudamericano.
            Muchas son las versiones de la Pachamama. Algunas de ellas nos dicen que es una sola y que nadie sabe cómo es, nunca nadie la ha visto. Sin embargo existe otra versión que sostiene que no se trata de una Pachamama, sino de varias:

“Como son muchas las Pachamamas, alguna de ellas, en determinado lugar, puede estar disgustada con alguien. Entonces hay mudarse donde otra Pachamama […] sea bondadosa y no tenga rencores”[1].

Más allá de si se trata de una o de varias, existe entre estas versiones un punto en común y es que la imagen de la Pachamama es una imagen escindida: por un lado es la madre que todo lo provee pero, por el otro, es la que castiga cuando no se le cumple.

“Mitá buena”[2]:
“La deidad es generosa con la gente buena”
Cuentos regionales argentinos.

Y las voces pasaron al papel para resguardarse del tiempo: “La Pachamama es la tierra. Nos da todo lo que tenimos y comimos. Su día es el 1° de agosto”[3]. Así comienza una de las doce versiones que Berta Vidal de Battini recopiló a lo largo de la Argentina. Celebrada cada primero de agosto, la Pachamama es la madre que amorosamente cuida, protege y alimenta a todos aquellos quienes la respetan y veneran: “es la que nos da de comer a todos. Ella es la que cuida la hacienda y multiplica la hacienda”[4].
Se le ofrece comida, alcohol, cigarro y coca. Hay que alimentarla y ella será generosa “se entierra en un lugar cerca de la casa una olla de barro con comida cocida. También se pone coca, yicta, alcohol, vino, cigarros y chicha”[5]. Bondadosa con quienes cada año le rinden culto, la Pachamama les procurará bienestar, protección y salud. Cuidará sus animales, la hacienda. Pero si no se cumple, si uno falla, ella castigará.  

“Mitá mala”:
 “No hay que reírse pues de lo contrario sobrevendrá el castigo”
Elena Bossi

Entonces ella, la tierra, escarmienta. Se transforma en la madre que reprende a sus hijos, la Pachamama deviene fosa sepulcral. Ya no procurará cuidados. Su seno ya no dará vida, ahora es seno mortuorio. Los despoja de sus bienes. Fallarle constituye una ofensa que se paga con la propia vida o con la de algún ser querido: “Y lo ha visto la hija, una muchacha de diez y seis años […] el padre se ha salvau en una raíz de sauce. Y el río ha llevado […] a la niña. […] El río castiga porque lo manda la Pachamama”[6].

Ella es ellas. Juntas y antagónicas. La Pachamama, la Madre Tierra, puede ser dadora de vida, la que brinda alimentos y cuidados a quienes la respetan. No obstante, quien la ofenda será castigado. Entonces embravece las aguas para acarrear la muerte, devora la hacienda. La tierra ya no da vida, sino que fagocita. Enojada y dolida, procura el despojo, la pérdida como forma de castigo para que sirva de lección al resto de sus hijos. 


De "El oficio de la alquimia" en Revista Digital Meta Arte N° 2 - Especial Pachamama. Agosto - 2012.
Visitá: www.metaarte.com.ar


[1] PALEARI, Antonio. 1988.  Diccionario de los dioses andinos. Buenos Aires. Pág. 225. 
[2] Referido a la sirenas. “mitá mala, mitá buena” en  http://beangos.info/unambihuoinfo/?page_id=1731
[3] VIDAL DE BATTINI, Berta E. 1984. Cuentos y leyendas populares de la Argentina. Ediciones Culturales Argentinas. Ministerio de Educación y Justicia. Buenos Aires, Versión 2273.
[4] Ibidem. Pág. 775.
[5] Ibidem. Pág. 765.
[6] Ibidem. Pág. 771.

lunes, 20 de agosto de 2012

IV Jornadas del Norte Argentino. Jujuy.

VI Jornadas de Estudios Literarios y Lingüísticos. FHyCS. UNJu.  Parte de Prensa. 
Los días 10, 11 y 12 de octubre del cte. año se llevarán a cabo las 4º Jornadas del Norte Argentino en Estudios Literarios y Lingüísticos, en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Otero 262, bajo el lema DE ÉXODOS, EXILIOS Y MARGINACIONES: “A DOSCIENTOS AÑOS DEL ÉXODO JUJEÑO”.
Debido a las consultas recibidas, el plazo para la presentación de resúmenes se ha extendido hasta el día viernes 31 de agosto.
En esta edición, contaremos con la presencia de importantes personalidades de las Letras, la Historia y la Cultura General, tanto de nuestra provincia como del resto del país. Algunas de ellas son: Angélica Gorodischer, Ana Gloria Moya, María Teresa Andruetto, Patricia Calvelo, Dora Geronazzo y María Luisa Acuña.
Entre las modalidades de participación están previstos Simposios de temáticas afines al lema del encuentro, Experiencias Sistematizadas (prácticas de la enseñanza de la Lengua y la Literatura), encuentros de Equipos de Investigación y un Foro de Debate Estudiantil que estará dirigido por el Magister Mario Vilca. 

Curso de Posgrado
También en el marco de las Jornadas y como actividad preparatoria, se dictará del 3 al 7 de septiembre el curso de posgrado, perfeccionamiento y capacitación “Itinerarios y prácticas de la lectura” que estará a cargo del Dr. Raúl Dorra de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla-Méjico.
Aquellos interesados en participar de las Jornadas o el curso del Dr. Dorra, pueden comunicarse a la siguiente dirección: 4jornadasdelnorte@gmail.com, al teléfono: 4221511 o personalmente en Otero 262.

Visitá: www.4jornadasdelnorte.blogspot.com.ar
 

jueves, 16 de agosto de 2012

rehab


Prendiste la radio. De fondo la genia de Amy Winehouse nos cantaba. Levantarnos para, abrazados, ponernos a bailar. En la cama, entre susurros y la agitación, la liberación de tus palabras los niños bien no deberían portarse así. Te reíste y me abrazaste. Partiste, como siempre. Pasé el resto de la mañana en cama. Mi mensaje de texto para darte las gracias, me hizo pensar en Botticelli. 

viernes, 3 de agosto de 2012

“los poemas del jigante” de Álvaro Cormenzana.


una grafía incierta donde cada lugar es un mundo
María Negroni


Giuseppe Ungaretti, Dámaso Alonso, Enrique Molina, Paul Eluard, James Joyce, Henri Michaux, Nicolás Guillen, entre otros, acompañan algunos de “los poemas del jigante”, el libro de Álvaro Cormenzana, que obtuvo en 1977 el Premio Ricardo Jaimes Freyre (Tucumán) y fue recomendado para su publicación al Gobierno de la Provincia; ese año el jurado estuvo compuesto por Raúl Gustavo Aguirre, Olga Orozco y Roberto Juarroz.


Comienzo la lectura de este poemario en un viaje. De un punto de la ciudad a otro. Por momentos levanto la mirada y veo por la ventanilla del transporte cómo las imágenes se suceden. Ocurre algo semejante cuando leemos un poema, las palabras se suceden hasta que una nos detiene y levantamos la mirada para ver por la ventanilla aquello que queda atrás. Y degustamos por un instante esa palabra, ese verso, que detuvo nuestro viaje, que es toda lectura. 
 Publicado por 3 Ramones Editores en 2011 y divido en: el origen y los cuerpos; el agua y el espejo; las voces y los nombres; y la música y el aire. El poeta nos ofrece un libro cuyas palabras son in-tensas:

Nos ponemos luces en el cuerpo
y caminamos bajo el agua
Mario Romero

Es áspero tu cuerpo.
Ya las manos de mi tacto
no son mías
y
te quedas
sintiendo mi caricia
en otro cuerpo.
No preguntes dónde estamos.[1]         

Un cuerpo que se despoja del “tacto” y luego de “las manos”, pero al que aún pertenece la “caricia” “en otro cuerpo”, al que también se abandona. Es curioso que la voz pida que no se pregunte, cuando es lo que se está haciendo. Y es que la pregunta evidencia la partida, a la vez que instaura ese aquí donde estos dos cuerpos se reúnen y esconden.  
Con un manejo extraordinario de las marcas enunciativas, este autor nos acerca su poesía con la que es posible borrar los límites del propio cuerpo y lograr una continuidad, una común-unión:

Soy yo mismo
cuando
en ti
me pierdo.[2]    

Todo extravío es, en realidad, un camino de regreso. Para poder volver a ser “yo mismo”, es necesario perderme “en ti”. Sólo de esa manera estará garantizado el retorno. La voz lírica nos obliga a sostener el poema, involucrándonos discursivamente a través de esa primera persona que dice -y por lo tanto, todo lector también afirmará- “esa” necesidad de saberse perdido para encontrarse. Es un doble movimiento. 
            Paul Valéry comparó la prosa con la marcha y la poesía con la danza. La danza tensa el cuerpo, lo vuelve figura. La poesía tensa el lenguaje. En un poema, las palabras adquieren otro peso, adoptan otro cuerpo, un cuerpo vuelto figura.
Por su estilo, AC es considerado “una de las voces más originales de su generación”. La lectura de sus poemas nos atrapa en un viaje que regresa sobre las sombras de sus pasos porque “No todo se olvidó / A pesar de la luz nueva.[3]

Reseña publicada en Revista Digital Meta Arte N° 1 - Forward. Julio - 2012.
Visitá: www.metaarte.com.ar

[1] Cormenzana, A. 2011. los poemas del jigante. Jujuy: 3 ramones editores. Pág. 11.  
[2] Ibidem. Pág. 93.
[3] Ibidem. Pág. 43.